La frontera —estudiada en la historia como fenómeno social originalmente por Turner—, constituye una realidad en la que el día a día permanece separado por una barrera material presuntamente infranqueable y que limita la capacidad de acción dentro de unos márgenes determinados. Fronteras las hay de diversa naturaleza, no solo social o material; también mentales o existenciales. El propio proceso de no querer trascender o ver más allá de lo que presuntamente el entorno cotidiano ofrece, es al mismo tiempo una frontera infranqueable en sí misma; hasta que llega el día en el que se debe atravesar. La frontera como barrera mental cerrada que impide ir más allá de un entendimiento pautado y reglado —que circula sobre raíles—, es quizás la más peligrosa de todas a la hora de querer ver más allá de lo que hay. En un acantilado profundo y oscuro el fondo no se vería, siendo así que al no poder verse este no existe, ¿verdad? Ciertos patrones mentales lógicos de quienes pretenden ver la realidad...